lunes, 11 de octubre de 2010

LA MAYOR ESTAFA DEL MUNDO: LOS PARAÍSOS FISCALES.

La evasión fiscal es delito, pero la elusión de impuestos, no. Es ahí donde empieza la contradicción, y otra injusticia más en el mundo: los denominados Paraísos fiscales. Todo aquel que posea ingresos superiores a los 60.000 euros anuales, puede lanzarse a la aventura de no pagar ningún tipo de tributación, que total, para eso ya están los currelas.
El viñetista El Roto, describe, una vez más, de forma genial, a este loco mundo.

La crisis económica mundial, que muchos mass-media evitan llamar crisis capitalista, está teniendo efectos nocivos para los bolsillos de millones de ciudadanos de occidente. Los recortes en los derechos obtenidos en busca del Estado del bienestar, han sido constantes (y aún continúan) en multitud de países. Mientras, la banca y las multinacionales recibían subvenciones estatales de todo tipo, bajo el chantaje de despedir trabajadores o de no conceder créditos. Y es que el mundo funciona así, pero aún es peor.


Estos gobiernos autoproclamados democráticos, no dudan en aparecer en pantalla pidiendo a sus ciudadanos un pequeño esfuerzo común en forma de aumento de impuestos para poder paliar los gastos del capital. El objetivo primordial es que las grandes fortunas sigan manteniendo su estatus. Así pues, mientras el debate se centra en si subir o no los impuestos, y en cuáles de ellos aplicar la subida, pocas son las voces que se oyen contra la mayor estafa del mundo: los Paraísos fiscales.


Los Paraísos fiscales son aquellos países o regiones, que bien por su posición geográfica, por su situación política, o por su "limpieza" financiera, pueden ofrecer grandes ventajas al capital extranjero que deseé guardar allí su dinero (por ejemplo, no pagar nada de impuestos), a cambio de no realizar ninguna actividad económica en el país. ¿Suena raro, verdad? Pues es cierto, y no sólo eso, si no que se contabilizan ya unas 200 zonas en el mundo que realizan este tipo de acciones, las cuales necesitan de las sociedades offshore para poder funcionar. ¿Qué son estas sociedades? He aquí una breve definición:


Las sociedades offshore son empresas que se caracterizan por estar registradas en un país, normalmente un paraíso fiscal, en el que no realizan ninguna actividad económica o comercial. Por este motivo se les llama también sociedades no residentes.  
Estas compañías están controladas por empresas o ciudadanos extranjeros, que llevan a cabo sus negocios en otras partes del mundo y que utilizan el paraíso fiscal únicamente como domicilio legal de la sociedad. 
Las sociedades offshore están acogidas a regulaciones legales y fiscales muy favorables. Sin duda, las más conocidas son las ventajas fiscales. Excepto una pequeña cuota de registro anual (que no suele superar los 200 dólares) las sociedades offshore no sólo están exentas del impuesto sobre sociedades, sino también de otros tributos habituales en la mayoría de los países, como el impuesto sobre el valor añadido (IVA), el impuesto sobre actividades económicas o el pago de contribuciones sociales.
A menudo también son utilizadas por sus propietarios, para eludir (o en ciertos casos evadir) el pago de los impuestos sobre personas físicas. Entre los más importantes podemos mencionar el impuesto de sucesiones, el impuesto de transmisiones, el impuesto sobre el patrimonio, el impuesto sobre la renta de las personas físicas o, en ocasiones, incluso los impuestos sobre vehículos. 
Pero las ventajas fiscales de las sociedades offshore, no son ni mucho menos las únicas. Existen toda una serie beneficios adicionales que las hacen muy atractivas. Así destacan por: 
  • Constitución rápida, simple y barata. En la mayoría de las jurisdicciones una sociedad puede ser constituida en menos de 48 horas y con un mínimo de documentación. Una copia del pasaporte y un comprobante de domicilio normalmente son suficientes. El coste de constitución no suele superar los 1000 dólares.
  • Normalmente no existen limitaciones en cuanto a la nacionalidad de accionistas y directores. A menudo es posible formar la sociedad con una sola persona que desempeña todas las funciones..
  • Administración sencilla y económica. La exención de impuestos conlleva que la empresa no tenga que realizar trámites de liquidación de impuestos (como por ejemplo el IVA). En la mayoría de los paraísos fiscales además no se exige la presentación de cuentas anuales, lo que evita costosos procesos de contabilidad y auditoría. De este modo la empresa puede llevar su propia contabilidad o registrar sus actividades de la manera que estime oportuna.
  • Estricta confidencialidad. En las jurisdicciones offshore los datos personales de accionistas y propietarios de las sociedades no figuran en ningún registro público. Se permite el uso de representantes como el nominee director (director fiduciario) o el nominee shareholder(accionista fiduciario) y también las acciones al portador, llamadas bearer shares, son aceptadas en muchos lugares. De este modo se consigue todavía un nivel mayor de protección de la privacidad.
  • Ausencia de normas de capitalización delgada (thin capitalisation) lo que hace posible constituir una empresa sin desembolsar el capital suscrito.
  • Normativa favorable para ciertas operaciones empresariales relacionadas con el capital, como la asistencia financiera a terceros, o la fusión de empresas.
  • Libertad de inversión. En muchos países existen regulaciones financieras rígidas destinadas a la protección de los inversores, que dificultan o impiden la participación en determinados negocios, valores o fondos de inversión. Las sociedades offshore no están sometidas a este tipo de regulaciones, por lo que se abre todo un mundo oportunidades de inversión globales, a las que de otra manera no se tendría acceso.
  • Posibilidad de redomiciliación de la sociedad a otra jurisdicción, sin detener la actividad de la empresa. 
La lista oficial de países pertenecientes a este polémico gremio, la suele ofrecer la OCDE, aunque no hay que hacer demasiado caso a ésta, puesto que suele esconder extraños intereses. Por ejemplo, sorprendió mucho la exclusión de dicha lista en 2009 a Islas Mauricio y las Seychelles, conocidos popularmente como grandes Paraísos fiscales. Aún así, esta es la actual lista de países "paradisiacos" de la OCDE: Andorra, Anguila, Bahamas,Belice, Dominica, Granada, Islas Cook, Islas Marshall, Liberia, Montserrat, Nauru, Niue, Panamá, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Vanuatu. Sin embargo, la lista no oficial aumenta considerablemente. Especialmente si contabilizamos a todo territorio (no sólo países) que ofrece algún tipo de ventaja fiscal al capital extranjero. Fíjense en el siguiente escalofriante mapa:
Los paraísos fiscales han conocido un desarrollo espectacular a partir de los años setenta, formándose en la periferia de los países industrializados de América del Norte, de Europa y de Asia. Aproximadamente, la mitad de ellos bajo bandera británica. Casi todos los países de Europa tienen su propio paraíso fiscal y a veces dentro de propio territorio. Mapa tomado de Atlas Akal, De la criminalidad financiera/ Del narcotráfico al blanqueo de capitales, Madrid, 2002. 
Alucinante, ¿verdad? Pues así es. Bienvenidos a un mundo de corrupción, de engaño, de mentira, en donde el que más tiene, contradictoriamente, es el que menos reparte. Mientras, a otros países, se les imponen embargos, bloqueos, y hasta se les invade, si no siguen el sistema económico oficial al dedillo. ¿Y, sin embargo, por qué ninguna organización mundial hace nada por frenar esta injusticia? Muy sencillo, porque los que mandan, son los mismos que gobiernan, y los mismos que tienen el poder.

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